domingo, 21 de enero de 2007

¿QUIEN DICE QUE EL METRO ES COMODO, LIMPIO Y SEGURO?

Amigos, siento mucho tener que discrepar.
Y lo hago con conocimiento pleno después de haber realizado una mini-campaña para evitar que se siga usando e cavernario sistema de barrer las escalas del metro a escobazo limpio. Fue inutil que hablara con varios jefes de estación, más encima después de todo lo que cuesta ubicarlos, y que "me encontraran razón" pero el asunto sigue igual... Incluso envié un mail a través de la página web de la institución, me respondieron el tradicional "lo tendremos en cuenta" o sea me fue como las w...(pito electrónico). Pensemos que el contratista de limpieza tiene que cumplir toda la normativa sanitaria (¿o no?) y por lo tanto evitar la emisión de elementos contaminantes, y que en el mismo metro se exhiben de tiempo en tiempo letreros con recomendaciones de no barrer en seco. Estamos ante la presencia de un nuevo Padre Gatica (y para estar de acuerdo con la libertad de credos, puede ser un Pastor Gatica...). Por lo tanto la limpieza tan alardeada se consigue a costa de que nosotros los pasajeros nos llevamos la tierra en la ropa y en el pelo! Por lo demás, cuando le pregunté sobre esto a un periodista que estaba reporteando la nueva línea 4 me dijo que no se había fijado porque siempre usaba su auto y nunca el metro. A lo mejor ustedes amigos tampoco lo usan.
Y también con conocimiento pleno después de haber observado en múltiples oportunidades cómo los avisos de actividades culturales se colocan tan atrasados que a veces ya no sirven. Un aviso de lo que ya ocurrió, simplemente no sirve.
No tiene gracia decir que el metro no es contaminante por funcionar con motores eléctricos. Me imagino que los metros con locomotoras a vapor funcionaron en Londres durante un tiempo limitado... Actualmente todos los metros son no contaminantes.
Además se supone que todos los vehículos que circulan por las calles cumplen (sabemos que sólo en teoría) con las normas de emisión. La propaganda del metro dice veladamente que la ley no se cumple para los otros medios de transporte.
(Otro día podemos hablar de las revisiones técnicas).
Lo de barato merece una reflexión. Hay dos tarifas, la normal y la reducida, pero curiosamente la "normal" se aplica en la minoría de los horarios, por lo tanto sería más correcto (en realidad lo único correcto) llamarlas "normal" a la más baja y "encarecida" a la otra. Esto es típico de la idiosincracia de nuestro país, cambiamos a nuestra pinta el sentido de las palabras. Al final resulta algo tan falso como las diez mil áreas verdes que figuran en el nuevo plano de Santiago (por favor compruébenlo).
¿Se puede llamar agilidad a la falta de torniquetes? ¿O cuando la tarjeta no resulta? ¿O cuando la máquina descuenta dos veces? Todo indica que es el pasajero quien tiene que ser bastante ágil para evitar contratiempos debido a estas causas.
El "Santiago en 100 palabras" merece una revisión, realmente. Hubo cuentos premiados que tenían ostentosas faltas gramaticales. Y para qué decir de los temas premiados, uno se refiere a un joven mafioso, otro a una familia muy irregular, otro a un extraño cumpleaños, otro a una experiencia sexual en un parque... No se trata de ser pacatos, y al respecto todos los cuentos que escribí terminaban en alguna pequeñísima masacre, pero algo me dice que la literatura como arte debe propender a elevar, aunque sea un poco, las ideas y dejar algún mensaje.
Lo de "eficaz" sí que es tema aparte. Se resalta mucho que el metro es estatal, o sea del gobierno, o sea actualmente de la izquierda. Bueno, la gigantesca publicidad que se está haciendo a una marca de pílsener y a una marca de vino espumante beneficia a empresas, o sea a la derecha. En cosas como esta sí que los políticos se dan la mano, aunque sea en forma indirecta. Y después nos venden la pomada de las luchas ideológicas, y nosotros compramos la pomada. Dicen que en las cámaras se está analizando la nueva ley de alcoholes, ¿es esa publicidad la manera de enseñar un uso racional de estas bebidas? La eficacia estará demostrada el día en que todos los pasajeros (que ahora serán el doble de millones al día) saturen los carros con botellazos de pílsener y vino espumante... ¡Pobres de nosotros!
Otra cosa : ¿Se han fijado en lo intrincados que son los accesos a la línea 4? Y los seis pisos de escalas (sííí...!) qué agradables son cuando se echan a perder las escalas mecánicas. ¿Se acuerdan de la propaganda inicial cuando salía una pareja mayor y él decía "viste, no nos demoramos nada"? Esto NO ES publicidad subliminal, es liminal por arriba por abajo por delante y por detrás. Y para qué decir algo de los horribles pasillos para pasar a la 4-A, parecen copiados de alguna cárcel. Más encima esta línea tiene las mayores distancias entre estaciones, alguien desde el escritorio habrá dicho "buenno, que caminnen los rottos pos hombre"...
El metro tiene el monopolio del rayado de los carros de metro, si no me creen fíjense en la publicidad que invade techos, puertas, ventanas y todo lo demás, la rayita amarilla se salva posiblemente sólo por razones diplomáticas o de respeto étnico...


Otro día seguimos con este temita. Preguntémonos cómo habría redactado Neruda hoy en día su poema "Walking Around".

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